Al finalizar nuestra actuación en el Festival de Jazz de Buenos Aires, en noviembre de 2013, tuve el impulso de arrojar hacia el público la hojita con la lista de temas del concierto. Pocos días después, quien había capturado el papelito me envió una reseña del concierto y la foto de la lista (pueden ver todo acá). Desde entonces, los oyentes y yo hemos adoptado este hábito: Quien atrapa la lista de temas escribe un breve comentario sobre el concierto y lo envía por mail o fbk. A continuación, la foto de la lista capturada por Fabián Durán y su generoso texto (¡Gracias!) referido a nuestra presentación en BeBop, el 17 de mayo de este año:
"Después de haberlo conocido teloneando a The Bad Plus en la Usina del Arte, y de haber disfrutado el vinilo de "8" que allí compramos, Bebop era la oportunidad perfecta para comprobar si la música de Sanguinetti tenía ese sonido poco frecuente en estas pampas: el del jazz moderno. Llegar temprano permitió aclimatarse, porque la mera disposición de los instrumentos en el escenario de Bebop (lindísimo!!!) casi confirmaba que esa percepción era correcta. Al costado del piano preponderante, se instalaba la bandeja de Migma, y más allá, el atril para las partituras del contrabajista. Luego, la batería.
El show fue buenísimo. Sanguinetti crea y ejecuta música difícil de encasillar. En la mayoría de los temas es fácil encontrar, entre climas sutiles y profundos, melodías hermosas. Según él su música suena (probablemente en chiste), algo depresiva. Discrepo. La melancolía no deprime, nos lleva a evocar momentos de los buenos y de los otros. Entonces, jugará la suerte o la capacidad de cada uno para haber transitado esos momentos. Pero no vamos a echarle la culpa a su música por eso. La estatura de musical de Sanguinetti se percibe con claridad en todos sus temas. Pero también frente a la inevitable comparación con sus versiones de temazos de otros autores (en Bebop estuvo Radiohead). Así que, otro punto por el manejo del ego en conjunción con otras músicas y músicos.
Al rato, presentada como corresponde por don Saguinetti, apareció Victoria Zotalis. Ella canta. Y canta bárbaro. Delicada. Precisa. Modula como pocas, con expresividad e intensidad, incorporándose suavemente a la música. Brilló.
La base estuvo ajustada. Quizás, hubiese sido mejor un poco más de volumen en el contrabajo, porque en algunos momentos quedaba bastante tapado, especialmente por la batería. Y que no se entienda como un reproche, sino simplemente una cuestión de gustos en cuanto al sonido. En un ambiente pequeño, donde el piano y el contrabajo no estaban con mucho volumen.
Migma (¿O DJ Migma?). El pibe de las bandejas. No es común, ni debe ser fácil, ensamblar los sonidos disparados desde vinilos con el sonido de un trío de jazz (al fin y al cabo, básicamente así suena la música de Sanguinetti). Y Migma lo consigue. Introduce los vinilos oportunamente (no está tirando ruidos todo el tiempo, escucha la música y elige cuándo y cómo meterse ). Se hace un lugar entre los intersticios que dejan los grandes instrumentos del jazz y al atravesarlos se expande y se integra como si fueran todos de un mismo tiempo. Su trabajo en el escenario me llevó a discrepar con la vieja sentencia del Gran Carpo, cuando dirigiéndose a un DJ de moda en un panel televisivo le espetó: "conseguite un trabajo honesto". Un capo Migma.
PD: mención aparte merece el vinilo de "8", la última creación de Sanguinetti. Como ya dijimos, el disco nos sedujo primero en silencio, dejándose ver. La portada irradia energía (que bien podría compensar la melanco de la música que envuelve). Lo abrimos después del show, recién ahí descubrimos que venía con sorpresas, dibujos, partituras, todo lindo. Al pasarlo, las emociones se renovaron. Escuchado con más detenimiento que el que permite el "vivo", descubrimos esas bellas melodías que fuimos a reencontrar en el show. El sonido del vinilo es tan perfecto, que solo después de la exposición detallada y profesional que nos dio Sanguinetti, pudimos comprenderlo en toda su dimensión".
Por Fabián y Bettina.
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"Después de haberlo conocido teloneando a The Bad Plus en la Usina del Arte, y de haber disfrutado el vinilo de "8" que allí compramos, Bebop era la oportunidad perfecta para comprobar si la música de Sanguinetti tenía ese sonido poco frecuente en estas pampas: el del jazz moderno. Llegar temprano permitió aclimatarse, porque la mera disposición de los instrumentos en el escenario de Bebop (lindísimo!!!) casi confirmaba que esa percepción era correcta. Al costado del piano preponderante, se instalaba la bandeja de Migma, y más allá, el atril para las partituras del contrabajista. Luego, la batería.
El show fue buenísimo. Sanguinetti crea y ejecuta música difícil de encasillar. En la mayoría de los temas es fácil encontrar, entre climas sutiles y profundos, melodías hermosas. Según él su música suena (probablemente en chiste), algo depresiva. Discrepo. La melancolía no deprime, nos lleva a evocar momentos de los buenos y de los otros. Entonces, jugará la suerte o la capacidad de cada uno para haber transitado esos momentos. Pero no vamos a echarle la culpa a su música por eso. La estatura de musical de Sanguinetti se percibe con claridad en todos sus temas. Pero también frente a la inevitable comparación con sus versiones de temazos de otros autores (en Bebop estuvo Radiohead). Así que, otro punto por el manejo del ego en conjunción con otras músicas y músicos.
Al rato, presentada como corresponde por don Saguinetti, apareció Victoria Zotalis. Ella canta. Y canta bárbaro. Delicada. Precisa. Modula como pocas, con expresividad e intensidad, incorporándose suavemente a la música. Brilló.
La base estuvo ajustada. Quizás, hubiese sido mejor un poco más de volumen en el contrabajo, porque en algunos momentos quedaba bastante tapado, especialmente por la batería. Y que no se entienda como un reproche, sino simplemente una cuestión de gustos en cuanto al sonido. En un ambiente pequeño, donde el piano y el contrabajo no estaban con mucho volumen.
Migma (¿O DJ Migma?). El pibe de las bandejas. No es común, ni debe ser fácil, ensamblar los sonidos disparados desde vinilos con el sonido de un trío de jazz (al fin y al cabo, básicamente así suena la música de Sanguinetti). Y Migma lo consigue. Introduce los vinilos oportunamente (no está tirando ruidos todo el tiempo, escucha la música y elige cuándo y cómo meterse ). Se hace un lugar entre los intersticios que dejan los grandes instrumentos del jazz y al atravesarlos se expande y se integra como si fueran todos de un mismo tiempo. Su trabajo en el escenario me llevó a discrepar con la vieja sentencia del Gran Carpo, cuando dirigiéndose a un DJ de moda en un panel televisivo le espetó: "conseguite un trabajo honesto". Un capo Migma.
PD: mención aparte merece el vinilo de "8", la última creación de Sanguinetti. Como ya dijimos, el disco nos sedujo primero en silencio, dejándose ver. La portada irradia energía (que bien podría compensar la melanco de la música que envuelve). Lo abrimos después del show, recién ahí descubrimos que venía con sorpresas, dibujos, partituras, todo lindo. Al pasarlo, las emociones se renovaron. Escuchado con más detenimiento que el que permite el "vivo", descubrimos esas bellas melodías que fuimos a reencontrar en el show. El sonido del vinilo es tan perfecto, que solo después de la exposición detallada y profesional que nos dio Sanguinetti, pudimos comprenderlo en toda su dimensión".
Por Fabián y Bettina.
foto ^ Laura Tenenbaum
foto ^ Laura Tenenbaum
foto ^ Laura Tenenbaum
foto ^ Fabián Durán
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